DESPUÉS DEL ASALTO.
DESPUÉS DEL ASALTO.
Estimado
Hugo: lo que siguió después del Asalto al Cuartel de Cd. Madera, está en mi libro titulado: “Del Cuartel a
Lecumberri”.
Salí de Cd. Madera, anduve por la sierra y días
después tuve el primer contacto con
campesinos de un lugar llamado El Presón del Toro; allí me hicieron las
primeras curaciones y, dos días después, me orientaron para que llegara al municipio
de Ignacio Zaragoza, donde el Dr. Raúl
Peña Garibay me curó por segunda ocasión; luego continué mi camino rumbo al
ejido “Los Pinos”.
En el trayecto de Ignacio Zaragoza a Los Pinos,
me alcanzó Salvador Gaytán. Me invitó a regresar a la sierra, a la región donde
había operado el G.P.G., pero no pude acompañarlo dadas las condiciones físicas
en que me encontraba a consecuencia de la herida al lado derecho de mi cadera.
Por lo mismo no formé parte del grupo de Oscar Gonzales.
Llegué a Los Pinos, de allí seguí caminando
hasta llegar al municipio de Galeana; en ésta población pedí aventón y así pude
llegar a Nuevo Casas Grandes. En ésta ciudad, el Dr. Julio Muñoz me hizo la
tercera curación y en su automóvil me llevó hasta El Valle de San Buenaventura
donde hicimos contacto con el Dr. Ramiro Burciaga.
Los doctores Muñoz y Burciaga me ayudaron
económicamente y me orientaron para que siguiera mi camino. En autobús me
trasladé hasta Salaices. En la escuela Normal Rural de Salaices, el entonces Presidente
de la sociedad de Alumnos, José Luis Aguayo Álvarez y otros miembros de la mesa
directiva, me ayudaron en todo lo que pudieron y me orientaron para cuando
llegara al Distrito Federal.
En el
Distrito Federal hice contacto, primero con el Ingeniero Raúl Álvarez
Encarnación, luego con el Dr. Raúl Villegas Dávalos y después con el Odontólogo
Mario Trejo Cansino.
El Dr. Trejo me puso en contacto con la familia
de Genaro Vázquez Rojas. Me fui a Guerrero y estuve un tiempo participando en
la lucha legal que llevaban a cabo integrantes de la Asociación Cívica Nacional
Revolucionaria; la idea era subir a la sierra y reunirme con Genaro Vázquez y
su gente. Un día, estando en casa de un compañero de la A.C.N.R., en Iguala
Guerrero, cuando esperaba a un compañero que me llevaría a la sierra, fuimos
rodeados por grupos policiacos y se armó una balacera como si se tratara de dos
grupos en igualdad de circunstancias, siendo nosotros tres adultos y un niño,
hijo del compañero dueño de la casa. El niño murió y yo resulté herido en el
muslo de mi pierna derecha, cerca de la rodilla. Nos llevaron detenidos. Gente
de la A.C.N.R., enviaron a una abogada para nuestra defensa. Ocho días después
nos dejaron libres al padre del niño asesinado y a mí; el otro compañero se
quedó detenido. Yo regresé al Distrito Federal.
Tiempo después, el Dr. Trejo me puso en
contacto con un grupo armado (Comando de Acción y Enlace de la A.C.N.R.); el
Dr. Trejo me dijo que para poder ingresar a dicho grupo, tenía que aceptar que
me hicieran la prueba del pentotal (suero de la verdad). Pasé la prueba. Días
después me llamaron para llevar a cabo una acción expropiatoria. La acción
consistía en extraer el dinero de una caja de ahorros; dicha caja se encontraba
en el edificio del R.R.I. del Distrito Federal.
Cuando íbamos en camino me informaron de la
acción que íbamos a realizar. El plan consistía en que “José” entraría al
edificio y esperaría a que saliera todo el personal que allí laboraba, para
luego abrirnos y entrar el resto del comando. A mí me ordenaron que siguiera a
“Miguel Ángel”. Ya estando adentro, en el estacionamiento del edificio, “Miguel
Ángel me dijo: “detuvieron a José” ¿Quién? –le pregunté-. “El velador – me
contestó-“. “Vámonos –me dijo-“. Corrimos hasta llegar a un portón que estaba
serrado con cadena y candado; lo abrimos a balazos y salimos a la calle. Al día
siguiente, como a las seis de la mañana, me detuvieron en mi casa con lujo de
violencia; después de las torturas, fuimos presentados ante el ministerio público
los cinco integrantes del comando.
Nos trasladaron a Lecumberri; estuvimos en la
crujía “H” las 72 horas de ley y luego fuimos llevados directamente a la crujía
“O” donde ya se encontraban los compañeros del M.A.R.
A la crujía “O” nos llegaban toda clase de
noticias. Supimos del secuestro del avión donde se encontraba el cónsul de E.U.
George Terrance Leonhardy. Cuando los guerrilleros liberados ya se encontraban
en cuba, Alejandro López Murillo (MAR) me dijo que yo estaba en la lista para
ser liberado, pero que me eliminaron para, en mi lugar, pedir la excarcelación
de otro preso político. Fue todo lo que supe.
En Lecumberri estuve de tres años y medio a cuatro; cuando me sentenciaron
fui trasladado a la Penitenciaría de Santa Martha, Acatítla a cumplir la
sentencia de cinco años y medio. No estoy seguro, pero creo que fui el único
guerrillero que cumplió su sentencia.
RFLH. 16/08/16.
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