LECUMBERRI.
LECUMBERRI.
El
tristemente célebre “Palacio Negro de Lecumberri” fue inaugurado el día 29 de
septiembre del año de 1900, siendo presidente de la república el general
Porfirio Díaz.
Fue
construido en la delegación Venustiano Carranza, en el predio propiedad de la
familia Lecumberri (de origen español) y al final de la calle que lleva el
mismo nombre.
Lecumberri
fue una penitenciaria que existió desde 1900 hasta 1976. Sus huéspedes más
famosos fueron: Don francisco I. Madero, Don José María Pino Suarez, el general
Francisco Villa, el general Felipe Ángeles, el conocido pintor David Alfaro
Siqueiros, el político Heberto Castillo, Ramón Mercader asesino de León
Trotsky, Gregorio Cárdenas asesino de mujeres, Higinio Sobera multiasesino,
Alfredo Ríos Galeana narcotraficante, entre muchísimos más.
El titulo
de “Palacio Negro” se lo gano en base a los horrores que vivió la población
interna, durante sus 76 años de
existencia como cárcel preventiva. Quienes han escrito (Don José Revueltas,
Aldo Coletti, etc.) las vivencias y las atrocidades que vivieron los internos
que tuvieron la desgracia de llegar a lecumberri, se quedaron cortos, pues es
inenarrable la corrupción que imperaba al interior de dicha cárcel. Fue el
sistema penitenciario más degradante registrado a lo largo de la historia de
nuestro país.
La
organización interna del penal, en cuanto a población, se conformaba de la
siguiente manera: en cada crujía había un interno que gozaba de muchos
privilegios, el cual era conocido como “el mayor”, este disponía de un grupo de
interno llamados “comandos” quienes obedecían, sin protestar, las ordenes del
mayor y también gozaban de ciertos privilegios.
Se decía
que la droga entraba por la dirección del penal y era distribuida en todas las
crujías, siendo los mayores quienes se encargaban de comercializarla; eran los
comandos quienes la vendían a los internos y muchos de ellos no la compraban
voluntariamente, sino que los obligaban a adquirirla y a consumirla.
La “fajina”
era el método interno de limpieza más denigrante que pueda soportar un ser
humano. Se aplicaba a reos de nuevo ingreso y consistía en el aseo de los patios de las crujías del penal.
Cuando
llegaba una remesa de nuevos huéspedes al reclusorio, eran llevados a la crujía
“H” en donde permanecían durante 72 horas, para luego ser distribuidos en las
diferentes crujías.
La fajina
empezaba a las 3.00 A.M. y terminaba a las 7.00 A.M. Hora en que se pasaba
lista de asistencia. El trabajo de limpieza consistía en que los comandos echaban
agua en los patios, para que los fajineros, avanzando en cuclillas, fueran
tallando y secando las lozas de cemento. Al llegar al final del patio, comandos
y fajineros regresaban llevando a cabo la misma acción y así continuaban
durante, por lo menos, 4 horas. Si alguno de los fajineros se desvanecía por el
cansancio, los comandos arremetían a punta pies y garrotazos, obligándolo a
continuar; en caso de que el reo se desmayara, lo hacían a un lado para seguir
adelante. En la mayoría de los casos era necesario trasladar al fajinero a
enfermería.
Los reos de
nuevo ingreso eran sometidos a múltiples vejaciones; por ejemplo, los metían a
los registros del drenaje y los obligaban a sacar el excremento con las manos.
Para liberar a un reo de la fajina, los familiares tenían que pagar de 3 a 5
mil pesos y se llegó a saber de casos en que los mayores obligaban a hermanas o
esposas a tener relaciones sexuales con ellos, para sacar de tal tortura al reo
familiar.
El Palacio
Negro de Lecumberri fue cerrado en el año de 1976, distribuyendo a los reos a
diferentes cárceles del Distrito Federal, siendo habilitado para ocuparlo como
sede del Archivo General de la Nación.
Raúl
Florencio Lugo Hernández. 03/06/2010.
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